quiero entregarme a la confianza

que me da tu palabra

la sinceridad con que abrazás este cuello

y esta espalda

te amo

pero este espacio

            entre mi pecho

            y mi columna vertebral

es tan oscuro

tan lleno de miedos

que no cabe una frase hermosa

sin alentar una imagen distorsionada en el espejo

volvé a leerme ese cuento

ese cuento de la muchacha pobre

en la ciudad que está hecha contra ella

yo seguiré sanando estas heridas profundas

con la paz que me da tu voz enamorada

los mejores

eventualmente
todos encontraremos un cartílago
para unir nuestros pedazos
y dejaremos de lado
la incesante tortura
de nuestra soledad dulce y cabalgante
ahí
claro está nos reuniremos de repente
a cantar viejas canciones
a contar viejos chistes
a pegar recuerdos con la voz y la saliva
a deshilvanar lo tejido
y recrearlo con agujas mejores

es su voz la que en mi cabeza
me da la garra para no perderla
y entregarme al esfuerzo titánico
de recrear
con ustedes
la vida prodigiosa
que siempre tendremos

abro el libro

con cautela

con miedo a encontrar las páginas

bañadas en sangre de balas

y la anáfora de moda

que los de ahora consideran poesía

siento que ya nada me sorprende

todo suena a lo mismo

tanto tiempo escribiendo

como si hubiera encontrado mi horizonte

ese límite aparente

ella no conoce mis dolores

pero adorna con apoyaturas la palabra

esto es bueno, pienso

lo que Vania no sabe

es que me ha renovado en la poesía

corazón

escribo para sanar

no para lastimarte

dudo de mi fuerza

de mi coraje

y de mi fe

dudo de mi cordura

de mi esperanza

y de mi fortaleza

luego venís vos

y con un beso componés todo