31 mar 2009

homenaje

Como dice la gran Alfonsina...


"Nerviosos, mis dedos se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh,
mis dedos quisieran cortar estrellas"


¡GRANDE ALFONSINA!

18 mar 2009

Retrospectiva

yo también tuve la culpa
por aplazar esta agonía
innecesaria y dolorosa
por seguir pensando
"Ahora, quizá..."

nunca he dicho, lo juro,
que la culpa es tuya, completa

yo también tuve la culpa
por mentirte un par de veces
para que te quedaras
para endiosarme
y endosarme a vos

yo también tuve la culpa
por enamorarme sin miedo
por apasionarme en tus manos
y en tu pelo
por beberme en tu saliva
por provocarte y seducirte descaradamente
hasta lograr mis cometidos

yo también tuve la culpa
por jactarme de ser pulcro, y tener manchas
y por buscar otros horizontes
en momentos de abandono
cuando vos no estabas

también tuve la culpa, y lo acepto
por escribir todo y contarlo
por no pedirte permiso para hacerlo
por haberte convertido en mi poesía
en mis versos
y en mis estrofas malogradas

yo también tuve la culpa
por bailar descalzo en la playa
y en los bares
por disfrutarme los lugares que vos temías
claro, sin hacerte daño, pero tuve la culpa

yo también, amante, tuve la culpa
de cualquier estupidez cotidiana
de ser persona, y cruzar la calle sin ver
de querer romperte la boca de un beso
y callarte tus monstruos
de querer volverte una deidad
y asustarme con tus defectos
de quererte y esforzarme por cambiarME

yo también tuve la culpa
nunca he dicho lo contrario

que no sólo vos sos culpable
que no te acuso de nada
más que de ser
como cualquiera diría
mi excusa perfecta
para volverme loco y resultar enamorado
para darme un motivo de existencia
ese respiro
para sentirme, como vos, amado y atractivo
sin saber, por supuesto, amante,
todo esto que sabemos
que cerramos con candado
en un nuevo cajón

también tuve la culpa
por creerme más grande que París
y que sus calles, y sus torres
por querer vencer obstáculos
que no eran míos
por forzar encuentros y situaciones
(de lección me queda no hacerlo más)

tuve la culpa, también, amante
de prometer cosas increíbles
y de escribirte con el humo
de abrazar almohadas
y aparear ilusiones

yo también tuve la culpa
de enloquecerme cuando me frustraba
de llorar cuando era hora de besar
de besar cuando era hora de llorar
de callar, de hablar y de proclamar
de quererte guardar en una jaula

también, la culpa tuve
de no comprender, ni comprenderme
de no pensar y pensar de más
de construir historias de agua
y de esperar, y forzarte a esperar conmigo
de no permitir tu autodescubrimiento

yo también tuve la culpa
y no es carga, ni dolencia
porque sabés que como nunca
me perdí en vos
para renacer ahora
cuando florecés entre las piedras
de aquella cama
donde me acustaste
una de aquellas noches
de querer buscar venganza

y es aquí donde agradezco tus ojos
y es aquí donde agradezco tu regazo
cuando descubro, con dolor, que no somos, finalmente, tan distintos uno del otro.

* * *

Ojalá algún día lo pasés leyendo. Con mucho respeto, admiración y cariño.
Cierro con candado.

17 mar 2009

Luna de Marzo

te dejo ir
con mi Boys for Pélé
y un poco de mi dignidad

yo quise dártela

y te dejo ir
con todo eso a cuestas
y desde acá veo cómo tu sombra
se hace cada vez más grande
y más larga

y te dejo ir

con un par de sueños frustrados
un montón de mentiras
y un montón de ilusiones

y te dejo ir
por enésima vez
esperando que esta sea la final
esperando que no volvás
a endulzarme el oído
o los ojos
esperando que te desprendás
por completo
de mí

y te dejo ir

como siempre
como nunca
mientras veo cómo te come el sol
y yo me monto en la luna
buscando otro universo
donde no estés vos.

16 mar 2009

Ahí

ahí las cosas no son así

ese instante
donde nos vemos el uno al otro
nos reconocemos - y RE conocemos
nos rearmamos y desarmamos
en ese instante preciso
donde ambos
por la paz
decidimos ignorar las noches
las tardes
las madrugadas
y los días
e ignorar los besos
y las sonrisas
y los llantos...

ese momento
cuando ambos decidimos
pasar al lado del otro
y hacer
como si nunca hubiésemos existido.

3 mar 2009

poesía sin fin

siempre me encantó escuchar cuando usabas palabras rebuscadas, y cómo apreciabas el valor de todas y cada una de ellas. quizá fue por eso que usaste siempre como respuesta el odiado "yo también". excusaste, siempre, tu falta de emotividad justificando tu pasado y tu contexto. como que nadie nunca hubiese sido suficiente para vos. como augurándote tu propia miseria. a veces, como si la quisieras. y te amé así, con todo lo que pude. con mi alma, con mi corazón, y con todas mis fuerzas. luchando. batallando contra enjambres de monstruos alados, y contra parís. sintiendo siempre que nunca lograría nada más que las sobras de ese gran banquete, ahora extinto. dibujé en el aire con mi lengua, sedienta de amor, nuestra propia historia: la que íbamos construyendo. y le agregué utopías creyéndome lo suficientemente fuerte como para demostrarte y demostrarme que soy el amante, ese que ama sin medida. incluso, sin esperanzas. y me gustaba aprender palabras con vos. y escuchar cuando usabas palabras rebuscadas, y cómo, con esa mirada intelectual, apreciabas el valor de todas y cada una de ellas. quizá fue por eso que las usaste siempre como un arma de dos filos. sos inteligente, más que yo, y de eso no me cabe menor duda. y me encantaba cuando en medio de la noche, cuando destrozábamos tus sábanas me decías al oído Qué bonito esto, mientras me dejabas recorrerte la cintura con mis labios sedientos de vos. como que siempre fuera la última vez. con esa pasión con la que construíamos mundos paralelos, segados por la excitación sexual que nos daba sabernos desnudos. y me gustaba memorizar cada palabra que salía de tu boca en esos momentos. quizá fue por eso que me enamoraba de vos, por tu alter ego en la cama, cuando todo desaparecía y, al terminar, volvíamos al mundo miserable donde usabas esas palabras rebuscadas que tanto me encantaban. quizá por eso sabías qué decir exactamente en el momento preciso. cuando presentías que pasaría algo. cuando buscabas pretextos para "darnos un espacio" porque "no estabas en disposición para mí" y cuando te daba "tristeza saberme enamorado" de vos. cómo olvidar cómo me anclaba a tu espalda suplicándote que no me dejaras ir por el mismo miedo que me producía irme (¡ !). es que visualizarme sin vos siempre ha sido pavoroso. tan sin vos, soledad tan maculada sin vos... y tan completos que somos cuando no estamos y estamos al mismo tiempo. como si fuésemos la pasta y el cepillo, la cuchara y la sopa, la arena y la espuma. y me encantaba cuando usabas tus analogías para ilustrarme tu/mi/nuestra situación con palabras rebuscadas, y ver cómo apreciabas el valor de todas y cada una de ellas. quizá por eso sabías cuándo callar. cuándo dejar el silencio como testimonio de cualquier cosa. cuándo evadirme. cuándo darle la vuelta al asunto y decirme que, quizá, el problema era yo, no vos, o viceversa, y al revés, y de regreso. como siempre, llegando a nada. asegurándome exclusividad (sexual, nunca emocional). y me gustaba sentirme enamorado de vos, y saber que quería (quiero, también, niño imbécil que soy) estar con vos, y ser plenos, como cuando nos lamíamos el cuerpo. como cuando descubrí los placeres sexuales con vos - siempre, con vos, era como una primera vez salvaje - y vi colores en el techo oscuro de tu cuarto. y me encantaba cuando usabas palabras rebuscadas para describir tus sentires, y como valorabas todas y cada una de ellas, como si fueran escritas en piedra. como si fueran las mejores armas para defenderte a posteriori. quizá por eso siempre tuviste la prevención de no decir más que grises. y me gustaba pelear con vos por eso de los grises, y los negros y los blancos. como que no existiera una paleta infinita de colores. como si, de hecho, el blanco y el negro los fueran. y recuerdo cómo provoqué nuestros acercamientos primarios, haciéndolos parecer casualidades. como que yo no hubiera sentido un re-nacer cuando me diste los buenos días cuando entrabas a la oficina sin saber siquiera mi nombre. la educación, esa siempre me ha conquistado. y me gustaba verte de reojo, para que no te dieras cuenta de tu nuevo admirador. para no sentirme descubierto, claro, en las primarias. y me gustaba coquetearte y provocar que me dijeras cualquier frase con esas palabras rebuscadas, y notar como vos, así como yo, valorabas el valor de todas y cada una de ellas. quizá por eso te dije que amo hasta pasado el tiempo, cuando sabía que podía quitarme este músculo del pecho para que bebieses de mi sangre hasta saciarte. y me gustaba recostarme en tu regazo y escuchar cómo esa máquina te daba vida y me torturaba y te torturaba por ello. sabiendo que teníamos sólo ese segundo para la posteridad. sabiendo que en cualquier momento cualquiera de los dos saldría huyendo despavorido del otro, como si el monstruo fuésemos nosotros mismos cuando estamos juntos. y odiaba cuando eso sucedía, y nos lastimábamos con fuerza y sin piedad. sin perdonar nada. siendo nuestros más duros críticos y obviando que respirábamos el mismo aire. y de ida y vuelta, en este círculo de odio/amor->amor/odio=amor=odio=nosotros, siempre me encantó escuchar cuando usabas palabras rebuscadas, y cómo apreciabas el valor de todas y cada una de ellas. quizá fue por eso que usaste siempre como respuesta el odiado "yo también"... <--