29 nov 2007

La araña

Escrito hace algunos meses...



La araña tejió, cuidadosamente, su hilo. Utilizó la seda más fina y seductora para atraerme. Yo, desde abajo, observaba su sonrisa maliciosa y poco a poco me fui acercando a la trampa mortal. Era un alambre de púas, una breña de espinas… ¡pero tan hermosa! Yo ya lo sabía. Sabía bien que iba a caer en esa red. Sabía, también, que yo era la presa codiciada, el bicho que le faltaba devorar. Pero, aún así, cedí. Me dejé caer, pues, de espaldas y esperé a ser devorado. De primero me envolvió en la seda, húmeda y pegajosa. Luego levantó la mirada y al topar sus ojos en los míos me dio el ósculo fatal. Me dejé devorar. Me di completo a mi predadora, suntuosa y elegante. Le di el placer gratuito de mi nada. Y luego, en su estómago ya, sin poder salir, me entregué a un eterno letargo de desolación.

Ahora, no soy más que excremento...

Escondidillas

Uno.
Dos.
Tres.
Va corriendo, dicen,

que huye, están diciendo.
Que se esconde en cuevas,
se ahoga en ríos,
que no lo ven,
pero ahí está...
Ocho.
Nueve.
Diez..
Que se pierde en sus cerebros retorcidos,
en quimeras innecesarias,
que se oculta detrás de la cortina.
¡Bú!
Se echa a reír,
que sigan el sonido de sus risas.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Que lo hallan, congelado,
ahí está, ¡ahí está!
No, se fue, dicen.
Ya no vuelve...
ya no vuelve...
ya no vuelve...
Se hizo polvo, de nuevo...
Se hizo polvo entre los brazos de una máscara sin cuerpo...
Que no lo ven,
pero ahí está...

25 nov 2007

Historias de la Gran Manzana I

Ha desempacado su ropa, un cigarrillo roto, y algunos artilugios. Ha dejado, de último, un sobre cuadrado y una carta. Lo ha visto de reojo y ha pensado, Quizá lo veo más tarde, y se pierde entre las sombras de los edificios. Camina en las calles llenas de autómatas, que van y vienen, que vienen y van. Ha besado un espejo, lo ha roto, y ha vuelto. Ve el sobre y la carta, y piensa, de nuevo, Quizá lo veo más tarde. Vomita el alcohol, vuelve a la cama y duerme. No sueña. Despierta, ve el sobre y la carta, y piensa, Hoy en la noche lo veo, seguro. Se pregunta por qué su boca sabe a viejo, y se lava los dientes. Se ducha mientras me deja esperando. Almuerza y paga con dólares, tan devaluados, pero piensa Dan estatus. Se sonríe para sí y, sin avisar a nadie, sale de nuevo, durante la noche, a cruzar las calles llenas de sombras y luces, luces y sombra. Llenas de autómatas que van viendo sus relojes, pero el tiempo se les ha ido, y lo persiguen. Besa otro espejo, y lo lleva a casa. Ve la carta y el sobre. La lee ante el espejo, ambos ríen, lo rompen y hacen el amor.

Yo ya no persigo al tiempo...

21 nov 2007

Carta

Hoy te extrañé mucho,
porque confirmé que nadie,
nunca,
me va a tratar como vos.

Tal vez peor,
o mejor,
pero nadie,
nunca,
me va a tratar como vos.

Espero que te traiga de vuelta la lluvia...

...siempre regresan con la lluvia...

19 nov 2007

Eva

Si me quiso, o no,
no me importa.
Sólo sé que olvida
casi tan rápido como ama.
Se parece tanto a mí.

Voy a hacer mi último mejor intento
para no preguntarle si me extraña...
Y, después, saldré a caminar,
veré a las personas caminando,
y les construiré historias...
mejores o peores que las mías,
seguro.

Y así, con la mente divagando,
intentaré olvidar que está,
a unos cuantos kilómetros,
comiéndose una gran manzana...

7 nov 2007

Sucio

Me hice polvo entre tus brazos
y me llevó el viento.
Cuál fue mi sorpresa…
¡No hiciste nada!
Seguiste abrazando
la sombra de mi fantasma.

Me llevó el viento
y desde lejos te vi
abrazando la nada.

Predigo que pronto te aliarás con Baco
para olvidarme.
Predigo que extrañarás mi pasión en la cama.
Tal vez, sólo tal vez
llorarás por mí en secreto.
Pero sé que seguirás abrazando,
por algún tiempo, mi estela.

Yo, como ahora soy polvo
y soy nada, en el aire
te seguiré contemplando
hasta que alguna aspiradora
capture toda esta mierda.

5 nov 2007

Poco a poco se fue dando cuenta de que era todo lo que quería. No más. No menos. Era, exactamente, todo. No se complica, no pide más de lo necesario, pero tampoco se acomoda entre las sobras y el polvo. Dónde habías estado todo este tiempo, le pregunta. Esperándote, responde. Es que suena muy trillado, pensó, pero sabía que, algo en el fondo, le aseguraba que ese todo podría ser, de hecho, el absoluto.

Que estoy feliz, le dijo. Yo también, le responde. Y las palabras van transportándose con el eco de los suspiros de ambos. El suspiro las impulsa: llevan un compás. Yo no soy romántico, piensa, y se extraña por el súbito sentimiento que fluye. Da las gracias a las hormonas por el vértigo, y prosigue, Te quiero, Me too.

No le da vergüenza declararse, estúpidamente, enamorado. No sabe qué hacer. Sólo espera que un avión, el jueves por la mañana, no salga. O que quepa en el bolso de equipaje, junto con el recuerdo que le va a dar. No pensés en eso, le dijo, y no puede dejar de pensar, y va en círculos, una y otra vez. Se pregunta por qué. Pero no llora: los dientes y los labios lo defienden.

Sí, está feliz.

3 nov 2007

A oscuras..

Voy a apagar las luces,
sólamente, por si acaso
no regreso.

Te dejaré escrita una carta.
O dos, o tres. O ninguna.
Pero leerás todo lo que quise,
alguna vez,
decirte.

Ahora,
soplo la candela.