24 feb 2011

Cuando desperté descubrí que mis manos aún olían a tu pelo.

"...y de pronto te tenía ya encima, acabando con mis labios de manera descarada. Seguramente no soy tan malo en eso, porque dos minutos después estabas diciéndome todo lo que quería escuchar, y comiéndote el lóbulo de mi oreja izquierda. Yo te pedía que pararas, sólo para no darme color y no sentirme tan puto, o tan cabrón. Con vos nunca supe cuál de esos papeles jugaba, pero estoy seguro que tu respuesta será siempre muy diferente a la que pueda dar Javier. No me importó, y decidí que si ibas a jugar conmigo, podía hacerlo yo también. Claro, no con vos, que no juego azares. Yo estaba jugando conmigo y con cualquiera de los vestigios de cualquier sentimiento que aún quedase inundando mis neuronas, mis huevos y mi psiquis. Total, si perdía, perdía la cordura y seguramente terminaría teniendo sexo con vos. Cosa, que confieso y no me apena, no me resulta en absoluto molesta. Pero no. Decidí hacerme el importante, y bajarte del carro con esa mi frase tan tradicional: “No quiero seguir a menos que te decidás por mí.” Si tuviera un contador, estoy seguro de que esa era la nonagésima séptima vez que soltaba esas palabras. Siempre me ha tocado ese papel de mártir imbécil, quizá porque me gusta el drama. Pero a vos también te gusta: si no te gustara te hubieras decidido por mí. No te toqué, ni dejé que me tocaras. Aún cuando dijiste que te encantaba verme en bolas, y que eso te excitaba. Tampoco dejé que me abrazaras de más para sentirme el cuerpo, no podía darte esa ganancia, aún cuando alabaras mi poesía, y mi originalidad. Sé que nunca te habías acostado con un poeta. Cómo no iba a fascinarte la idea. Un elemento disfónico en tu colección. Antes de que te bajaras, te halé del cuello y te robé un último beso, sólo para sentir que no era en balde el retraso y el desvelo. Y supe, como siempre, que esa iba a ser la última vez en la que iba a intercambiar saliva con vos..."

noviembre, 2009

por primera vez tuve...

Por primera vez tuve el valor de pararme y decir que no soportaba tanta estupidez. Era ilógico: vos tenías que ser más fuerte que yo, tener más madurez y coraje para hacer las cosas. Pero no. Me puse los pantalones que me había quitado y te dije que tenía que irme. No quería que preguntaras nada, por temor a responderte con mi maldita sinceridad.

Porque no sos suficiente, murmuré.


Vino el golpe.


Ya no podía hacer nada.


septiembre, 2009


15 feb 2011

Carta de una persona que solía conocer

"... y la última vez que te vi, te vi bien jodido. Con la nariz chueca y los ojos tristes (como que te dolían las alas, mirá...). Como que le habían puesto un ancla a todo lo que, entre lágrimas, confesaste en mi pecho.

Fue en octubre.

Esa fue la última vez que te vi. Y vieras qué jodido te veías. No podías verme a los ojos sin reflejar odio, ira... ganas de partirme la trompa, de reclamarme por haber escrito tantas cosas, tan personales, tan nuestras...

Fue en octubre esa última vez.

Y te veías jodido. Bien jodido, vos... Y ya tenías arrugas. Y recordé cuando te dije que quería ver cómo te salían las canas, y los caminos en la carne, y cómo se te aflojaba la piel. Pero vos sólo me echabas odio con los ojos. Tanta ira y tanta rabia.

Ese viernes de octubre nos dijimos Hola, nomás. No nos dimos la mano. Nada. Sólo miradas. Y sentí tu odio encima, y seguí caminando..."


12/11/2010

la primera semana de enero

con un beso colocado en la boca
me devuelve la vida
me devuelve motivo
me devuelve todo

ojalá supiera
cuánto me trago en estos silencios
cuanto finjo desdén y madurez

con tu boca
colocada en mi boca
y su boca colocada en la tuya
nos besamos los tres

9 feb 2011

-sin título-


yo no he pedido

nunca
disculpas por lo que he escrito

pero escribo
para disculpar

la letra violenta
en mi cerebro enfermo
tiene forma de paz

-sin título-


me voy a ahorrar los nombres

pero rompimos una promesa

y nos escurrimos por los poros

nos vaciamos el alma

por una agarrada en la cocina

un par de juegos de palabras

y las propuestas sucias sin consumar


mi venganza:
tres pares de labios y 1/4 de orgasmo.




respuesta


como si no fuera suficiente información, te cuento


lo que pasa con él
es que no tuvo platicina en las manos nunca
(no tuvo cómo sentirse dios por un momento)
y no moldeó sus sueños
de nada fue dueño


ahora se dedica
a aplastar los nuestros
sólo para tener un juego de adulto


así se siente grande