25 nov 2010

El cuento de la hiena y el hombre que era pequeño

El hombre que era pequeño quiso ser grande habitando un corazón o un cuerpo. Y tenía una marca para atraer infieles que querían probar miel con azúcar porque les faltaba en la casa. Carroña. En medio del patio de las hienas y los buitres. Vomitó la última hiena al hombre que era pequeño y lo dejó languidecer, como diciéndole que nunca tuvo hambre y que era mal alimento. Que prefería el cadáver seguro de lo que era seguro porque era presa vieja, como un cadáver de reserva. Como diciéndole que viera, que se diera cuenta de que no era tan dulce. Pero cuando hubo urgencia de melaza, quería comer al hombre que era pequeño y qué importaba, porque nomás era y estaba. El hombre que era pequeño sintió entonces que tenía atorado algo en la garganta y en los dedos. Y cómo dolía aquí. Aquí cabal se sentía el ardor y el dolor y la molestia. En la garganta y en los dedos. Y entonces llamó a todas las hienas y los buitres y los puso contra la pared, porque él se sintió fuerte de repente. Dijo cada uno de sus nombres y luego: Cuando querían miel con azúcar de mi cuerpo, exprimí como esponja este pedazo de carne para saciar su hambre y su urgencia animal. Cuando yo necesité habitar un cuerpo y un corazón, me vomitaron. Y por su ingratitud he sido maldito con esta molestia en la garganta y en los dedos. Entonces uno por uno contra la pared, el hombre que era pequeño vomitó palabras que tenía atoradas en la garganta y que ellos obligaron a tragarlas. Entonces uno por uno contra la pared, el hombre que era pequeño disparó palabras que tenía atoradas en los dedos y ellos obligaron a negarlas. Y con la última hiena el hombre pequeño tuvo misericordia. Y en vez de contar la historia de la mala amistad de él, del hombre que era pequeño, y la traición de la hiena, decidió escribir un cuento sin sentido que sólo ambos victimarios podían comprender. Como siempre, mentiras y amor eterno, deberían ser sinónimos. La hiena después le dijo que esa era la realidad. Y el hombre que era pequeño se prometió a sí no ser jamás hiena. Y coleccionar esperanzas en un frasco que, desde ahora, en vez de llevar escondido debajo de las costillas, lo lleva colgando del cuello. Para jamás olvidar la triste historia de las hienas. Para jurarse que él sí tiene derecho de ser feliz. Y el hombre que era pequeño, esa noche, creció desde adentro.

18 nov 2010

cómo te explico que no estoy loco

es cuando me doy cuenta
de que no formo parte de tu vida
más que en esos momentos escogidos con pinzas
en el silencio
y a escondidas

es cuando me doy cuenta
de que te pierdo cada veintisiete minutos
y que luego tenés siete horas
un lapso generoso
para desembocarte en otro pecho

es cuando me doy cuenta
de que quizá no invento cosas
que quizá el sentido común no me engaña
cuando siento que no tengo nada

que nada acá es mío - ni debería serlo

es cuando me doy cuenta
de que seguramente me borrás de tus pensamientos
cuando merecés hacerlo
y que el sentido de un nombre, una palabra
se pierde dependiendo de los labios de donde emergen los sonidos

acá hay silencio
estoy en silencio
conmigo

solo

y aquí es cuando me doy cuenta
de que no merezco esto

esto me lo hago yo solo, sin vos, todos los días.

15 nov 2010

el cuerpo roto

nada es más refrescante
para el espíritu triste que habita cualquier estuche
que la piel nueva
después de las cicatrices

abre el cuerpo - la prisión -
para que entre algo de aire

ostra

sé que vas a venir
y que no vas a preguntar nada
no vas a preguntar qué hice
ni qué me han hecho
si me han golpeado
si he pateado un rostro defendiendo
mi cuerpo

vas a venir
y vas a lamer mi espalda
sin buscar, así, sexo
y yo te voy a dar
las perlas que guardo en mi boca

todas

llagas

hoy
más que nunca
puedo decir que me siento
orgulloso
de mi cuerpo desnudo
y de sus dolores y sus cicatrices
de su fuerza y de su resistencia

hoy más que nunca
puedo escribirlo
con mis diez dedos
y asegurar que voy a lamer mis heridas
y mis llagas
para que nazca nueva piel
para que nazca nueva esperanza

10 nov 2010

poc, poc, poc

hay preguntas
que nomás sirven
para abrir
esa puerta dolorosa
y cada signo de interrogación
es un clavo más
que usamos para
crucificarnos
y dar esas demostraciones
epítome
de masoquismo puro

nada resuelven
y son sólo martillos

8 nov 2010

deseo

me gusta honrarte con poemas
a veces quisiera escribir mejor
para poder decirte
con palabras nuevas
de diferentes formas
con otras muletillas
con variadas rimas
que ahora sonrío
sin miedo
por vos

adivinanza

veo cómo sostienen la taza del café
cómo se amarran al tenedor y al cuchillo
cómo se entrelazan con las mías
cómo se pierden en mis muslos
y me siento
más seguro que nunca
nunca tan seguro como hoy

2 nov 2010

cuento corto que no vas a entender

cuando vengás, sin cadenas y sin miedos, habrá un refugio entre mi oreja y mi cuello para que enterrés tus deseos más perversos. y no voy a escucharlos. voy a ser una caja y una camisa de fuerza. pero eso, para cuando vengás sin cadenas. para mientras, soy pimienta y soy opio.

autopsia

tal vez
ya estamos todos
un poco muertos por dentro

y para confirmar
los decesos
nos abrimos por la mitad
y nos inspeccionamos las entrañas
y las víceras
para ver si existe
alguna esperanza
alguna gota
de sangre que se mueva con fuerza
buscando alimentar
algo -cualquier cosa- que valga la pena.