7 ene 2008

La hoja de papel

Camina impaciente de un extremo al otro del cuarto. Mira de vez en cuando su reloj, agita la cabeza, y se susurra algunas palabras a sí mismo. El cuarto es blanco, las paredes son blancas, el cielo falso, también, blanco. No hay silla alguna, y no, no señoras y señores, no es ningún manicomio en donde el impaciente se encuentra. Es sólo un cuarto blanco. Por el momento, está solo. Solo él con las paredes, el cielo falso blanco, ¡ah!, y el piso, igualmente, blanco. Pareciera que flota entre la nada, pero la nada, hasta ahora, se ha estereotipado como el color negro, como si la nada fuera algo malo, algo oscuro, cuando la nada es todo. Él ya se ha dado cuenta de eso. Hace mucho tiempo, de hecho. Ha hecho amistad con la nada y, a poco, la ha llenado de cosas. Cosas que, ya está de más decir, sólo él ve. Y lo disfruta. Disfruta esa locura, es pasión por flotar entre el espacio vacío.

Ahí, entre lo blanco,
él se escribe.
Él es.
Él existe.

5 comentarios:

monajera dijo...

Lo hermoso de la nada, es que puedes hacer todo con ella...

Juan Mas dijo...

Algún día encontrará, la hoja de papel, alguna tinta que la logre manchar... y esa tinta se convertirá en la nada y la nada se covertirá en el "todo".

Luis Guillermo Franquiz dijo...

Magnífico. Es muy cierto: la nada no tiene por qué ser una sustancia oscura (y es un atrevimiento denominarla sustancia). Puede ser ún vacío esperando por ser llenado. El principio de la creación debe ser luminoso.
Excelente.

OTRAMIRADA dijo...

La nada, principio y fin.
Vacia de colores, olores y sonidos.
La nada es todo.

Un abrazo

Cristina Chavarria dijo...

sabes que sería capaz de escribirte comments en todos tu cuerpito, que son tus escritos. No lo hago, mejor te digo que me encanta este blog, y no me gusta tanto el otro, quiero que algún día apaguemos una chenca juntos y podamos hacerlo en nuestros blogs. Gracias y felicitaciones. Te respeto por tu profundidad. Me fascina el de las mariposas.