27 sept 2009

la estupidez

ser estúpido nunca ha sido un problema para mí. no importa, me pediste un abrazo, y me comiste la oreja izquierda. y entre poner resistencia y disfrutar del placer gratuito que te da darme placer, prefiero la segunda opción. siempre he creído en vos, y estoy seguro que ese es el problema: creerte. si supiera que mentís, no me daría miedo irme. como sé que no tenés nada que perder conmigo, convulsiono. y cuando te veo, convulsiona, también, todo adentro. y es ahí donde quiero estar; es ahí donde te quiero. pero ser estúpido nunca ha sido un problema para mí. que te ofrecido esperar sin ningún problema a que arreglés los desastres que has buscado en tu propia búsqueda. que no me importa que tengás que resolverte para tenerte todas las noches en mi cama, y comerte el cuerpo, y marcarte con la boca y aruñarte la espalda. pero es que ser estúpido nunca ha sido un problema para mí. siempre me he comido las mejores frutas, o al menos, las que a mí me gustan. y me gusta, también, adornarlas y ponerles corazones y caritas felices para no sentirme tan miserable. a vos te pinté mi lengua en el cuello. está borrada, ahora, pero te hace falta. y tu lengua, delicia, a mí me hace falta también. y me encanta perder el miedo, y escribirlo, porque sé que te gusta cuando me entra la locura y busco otras formas de decirte lo que sea, que hablando nunca llegamos a nada. cuando te he escrito, te he puesto a pensar. qué me importa, entonces, si no me querés. ser estúpido nunca ha sido un problema para mí. soy la cocaína favorita de cualquiera: entre más deshecho, mejor polvo.

2 comentarios:

Andrea Grimaldi dijo...

Entre más deshecho, mejor polvo.

UFF

que increíble oración.

Anónimo dijo...

La tinta suya lleva una mezcla de hemoglobina, testosterona y jugos gástricos. Me encanta esa mezcla.
Perdone que le escriba como anónima, pero igual ya sabe que soy yo.
;o)