23 oct 2007

Ínterin

Hablame…
¿Qué ha sido de vos todo este tiempo?
¿Adónde fuiste?
¿Te has recordado de mí?
¡No sabés cuánta alegría
me da verte, de nuevo,
en mi cama!

Hoy siento que sirvo.

Pero, contame,
¿Por qué estás tan triste?
Decime, quién rompió tu corazón.
¿Qué te ha pasado?

Me gusta arrullarte en mis brazos.

Dejame que te cante una canción.
Una para que durmás aquí en mi pecho.

Pero narrame tus historias increíbles.
Contestame, ¿me extrañaste?
¿Te da alegría verme?
¿Por qué volviste?
Yo no te he olvidado ni una noche…

Desnudate,
quitate la ropa

(hoy siento que sirvo)

y así, transparente,
dejame acunarte, sí,
aquí en mi pecho.

¿A qué pueblos fuiste?
¿Tuviste amores?
¿Cuántos de ellos te amaron de verdad?
¿Por qué has vuelto?
¿A cuántos besaste?
¿Muchos?
¡No lo dudo!

¡Ay! Te envenenaron y venís muriendo…

Sí, dejame que te arrulle aquí en mis brazos,
junto a mi pecho.
¿Escuchás mi corazón?
Late rápido, muy rápido…
¡Cuánto te había extrañado!
Ahora me desnudo…

(hoy siento que sirvo).

Te acaricio el rostro.
Mis dedos se enredaron
entre tus rizos…
Me has atrapado de nuevo.

Nos hundimos juntos,
juntitos en mi cama.
¿Me extrañaste?

(hoy siento que sirvo)

¿Por qué has vuelto, fantasma?
Amor, contestame…

¿Por qué estás llorando?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Escenas crudas, permisos para viajar en la mente que espera una respuesta a la recurrente que no debió ser descrita.




Un saludo.
Hasta luego.

Juan Mas dijo...

La hermosura de las palabras que crean este poema, hace suspirar a cualquier persona que lo lea.