26 mar 2008

OCHO

Siempre con miedo observo un cuadro que muestra la silueta de un ahorcado y una mujer en un útero. Mi soledad, a mi lado, lo observa también. Me pregunto a mí mismo si en la mente del artista pasan cosas como las que ocurren en la mía. Mi cabeza se ha vuelto un mundo completo. Ese mundo me da miedo, pues no tiene nada que necesite el mundo físico. Sin embargo, es un mundo perfecto para mí. Me brinda comodidad, descanso, paz… imagino lo que yo quiero. Es mi libertad.

Me imagino entonces en un cuarto negro y oscuro, pintando mi poesía en las paredes con tinta mental blanca. Me siento pequeño y encerrado en ese cuarto, pero estoy haciendo poesía, música, pariendo vida… No tengo cuerpo, soy un soplo de aire. Cuando se me acaben las cuatro paredes del cuarto, puedo inventar una más para seguir pintando. Y lo que vaya pintando, se va a ir transformando en algo real en mi cabeza. Haré del dolor algo realmente hermoso. Del sufrimiento, una joya invaluable. De la muerte, un paraíso. Del amor, una rosa del color del cielo. Y guardaré el mar dentro del sol, para que no me moleste. Aunque el mismo mar esté creando todo esto en mi cabeza.

- ¿Y eso qué es?

- Pues no sé…

- Yo veo a una mujer dentro de un útero…- le dije.

- Sí, eso pensé yo, pero no sé… se ve como vieja.

- Ajá… tal vez es como que su vida va al revés. Como que nace en la muerte dentro de un útero.

- Puede ser…- dijo y vimos las demás obras del museo.

- Eso es lo virgo de esto. Todos interpretan las cosas de diferente manera. Como se aplique mejor a ellos. O dependiendo de sus formas de pensar.

Tomé una copa de vino tinto. Siempre he preferido el tinto porque su sabor es más sutil. Más fino para mi paladar. Encendí un cigarrillo y le ofrecí. No quiso acompañarme a morir esta vez.

Hoy el feto se había adueñado completamente de él. Descubrir cuándo era el feto y cuándo era el tercero me parecía fascinante. También me fascinaba saber que el conjunto de él en sí eran ambos, el feto y el tercero. Y me alegraba mucho poder relacionarme con ambas formas. Me caía mejor el pequeño, lo acepto. Era más emotivo y entendible que el tercero. El tercero aparecía cuando lo ponía a pensar. Y me asustaba, porque sus reacciones eran impredecibles.

Tanto pensar hizo que mi mente se ausentara del museo y regresé al sofá. Hacía mucho tiempo que no estaba en ese sofá. Pero esta vez estaba yo solo en esa imponente sala. Podía ver, oler, escuchar y pensar tranquilo. No pasaba nada. Simplemente, como dije, estuve sentado en el sofá hasta que me aburrí. Había luz. Y a través de la ventana podía distinguir el color del mar en el cielo. Me acerqué a la ventana para ver el jardín donde yo mismo desaparecí el suelo. Todo estaba ahí, normal y real.

Los rayos de sol golpeaban el pasto tan fuerte que se quebraba. Todo tomó, entonces, una tonalidad roja. El sol estaba cayendo sobre mí. Agarré los barrotes de la ventana y los doblé para poder escapar de esa sala. Me senté en la orilla del balcón de la ventana y vi cómo la pared se hacía más alta, y más alta. Tenía que saltar ahora… pero ahora el suelo del jardín desaparecía otra vez.

Cerré los ojos y me arrojé hacia la nada. Grité mientras caía, pero no escuchaba mis gritos. No sé por cuánto tiempo estuve cayendo, pero caí en mi cama, sobresaltado. ¿Qué hacía en ese cuarto gris si me desplomaba desde la sala de una casa lejana? Nunca lo supe. Corrí las cortinas para ver si el sol aún se encontraba puesto en el cielo. Ahí estaba el sol flotando entre el reflejo del océano. Imaginé que algún día, ese océano reflejado en el cielo le lanzara una ola al sol y lo apagase, por fin.

2 comentarios:

nickjoel dijo...

Nuestra mente es un mundo magico, solo debemos refugiarnos en el sin dejar que nos envuelva, esos toques de irrealidad o realidad imaginarios son bueno a momentos, de vez en cuando, la nostalgia nos invade y nos hace derroteros de vivencias pasadas que quiza no son mejores.ç

La vida es maravillosa, es mejor vivirla intensamente, y ya...... los escapes difusos considero son mas alisientes.
un abrazo brother

Cristina Chavarria dijo...

hola chatio. Debo decir que me siento muy bien de volverte a leer, me hacía falta recorrerte otra vez. suscribo tu idea de la visión de cada uno de la realidad, pues para mí cuando leí pensé que ibas a comenzar hablar de una marcha anti aborto o algo similar. Sin embargo me facina el tono que le diste, sos un matizador de ideas tan fantástico que no puedo dejar de adularte.