Abril

No me refiero al mes. Sino a una persona muy querida: Abril. Así se hace llamar mi gran amiga. Algún día recibí un comentario en blog de parte de ella. Como me gusta conocer y leer a quienes me leen y desean conocerme, pinché el enlace a su blog. Aún recuerdo su blog en pañales: dos o tres posts que narraban una historia de un amor difícil. Decidí leerlos y, como me agradaron, le dejé un comentario que incluía, tanto mi agradecimiento por el suyo, como mi gusto por su poesía. Poco a poco fue creciendo el contacto, y así también su blog y nuestra amistad. Pronto nos contactamos vía email, donde nos contamos nuestras situaciones. Tanto yo le narré la mía, como ella la suya. Ambos, situados en ecrucijadas ridículas que sólo el corazón puede propiciar. La confianza creció, y así crecieron los blogs.

La infame verdad es ahora una bandera. Y no me da envidia alguna que Abril reciba más visitas que yo. Ni que escriba como los ángeles - como yo quisiera hacerlo. Me da orgullo y gusto, porque es mi amiga. Es mi hermana poeta que, a momentos, dice todo lo que yo quisiera decir. Todo mi respeto y admiración hacia Abril. Una de esas personas que, como yo, aman apasionadamente, con todo, porque saben que amar, más que un reto, es una delicia.