22 de enero

En unas cuantas horas será 22 de enero. Para muchos, una fecha cualquiera. Un día más en el calendario. Así lo era para mí antes. Esta vez, el 22 de enero decidí disfrutarlo. Cumplo 21 años. Y no ha sido fácil, en mi mente. Cada quien vive sus dramas, y yo decidí, por mucho tiempo, vivirlos intensamente. Ahora, luego de una de las mayores lecciones de vida, he resuelto vivir intensamente, no sólo los dramas, sino cada segundo de mi existencia. Simplemente, porque estoy vivo aquí y ahora. Todos perdemos seres queridos. A todos nos han roto el corazón. Todos nos hemos cuestionado por qué y para qué demonios estamos aquí. Todos nos hemos sentido poco atractivos en algún momento. Y todos tenemos nuestros propios dramas personales: ser muy bajito, ser gordito, tener las bubies o el pene pequeño, sentirse poco para los demás, sentir que todo es una desgracia, etcétera. La lista puede continuar, y siempre serán cosas muy estúpidas y superficiales. Hay que vivir, y seguir luchando por encontrarnos y encontrar todo. Y DISFRUTAR ese trayecto: amando, disfrutando, queriendo, luchando. Este 22 de enero decido dejar de sufrir por quien no sufre por mí. Decido inventarme de nuevo. Re-crearme y remoldearme. Para que, a pesar de no sentirme 100% satisfecho conmigo, poder disfrutar de la luna. De la forma en la que el humo baila con el viento. Del frío. De la soledad. De la compañía, y de cada segundo que Dios (si no creés en Dios, zampále acá en lo que creás, o en lo que no) nos ha regalado aquí. Me deseo, desde ya, feliz cumpleaños. Muchos éxitos. Y mucho ánimo, para convencerme de que con todos mis defectos, fealdades, desventajas, inestabilidades y locuras, soy enorme. Como todos.