7 sept 2009

madrugada

Me despierto sin haber dormido nada, y aquí estás. A la par mía. Todo el cuarto huele al escándalo de la madrugada que recién pasa. Me encanta. Te doy un beso en cada ojo y abro los brazos para que te trasladés de mi almohada a mi pecho. Meto mis dedos entre tu pelo y te doy los buenos días. Esto es demasiado, pienso, mientras que tu índice derecho recorre desde mi rodilla hasta mi ombligo, de ida y vuelta, de vuelta y de ida. Recuerdo un par de cosas que te dije anoche, un par de cosas que me dijeron anoche. Pierdo el miedo: estás aquí, conmigo, a la par mía, en mi cama, y me encanta.

Te quiero mucho hoy, te digo. Soltás esa risa que me pone los pelos de punta, no por miedo, sino por el placer que me da oírte reír. Soy escritor, sigo diciéndote, así que no tengás miedo de nada. Te vi y quise hacerte poesía, sos un nuevo libro, una nueva historia. Sonreís para mí. Nada más que para mí. Yo también tengo un par de cosas que limpiar de mi clóset. Yo también tengo un par de fantasmas atrás, que me persiguen. Y también tengo miedo. Pero hoy no. Hoy me despierto con tu olor, y nada más me importa.

1 comentario:

Unknown dijo...

Realmente has podido decir que has estado enamorado, a pesar de los finales tristes, ese ardor que sobresale lo expresas como realmente dices: eres escritor y la verdad te envidio por todo por tu sentimiento que has tenido y que yo ps larga historia, y por la facilidad en que aflojas tus letras y coordinadamente salen de tu mente