4 ene 2010

Diálogo III

a: ¿Te gustó la comida?
b: No. Me gustás vos.
a: No jodás. ¿Siempre sos tan fácil?
b: No tanto como vos. Tres días bastaron, ¿o me equivoco?
a: No. No te equivocás. Y, de cualquier forma, tenés toda la razón. La diferencia está en que yo siempre te dije que era fácil. Vos no.
b: ¿Me estás diciendo fácil?
a: No. Estoy diciendo que mentiste. Dijiste que era más fácil leer la Biblia que acostarse con vos. Yo no he leído la Biblia, y en tres días he acabado, al menos, quince veces en diferentes lugares y posiciones con vos.
b: Ah... eso era una broma. Un timo.
a: ¿Timo? Timo es cuando yo juego con el sirope de chocolate en mis labios. Lo tuyo es puro cinismo. ¿Ya leíste vos la Biblia?
b: No.
a: Entonces, ¿cómo sabés que es más fácil leerla que conseguir que yo me acueste con vos?
b: Knock out.
a: Por completo. Y ni siquiera lográs quejarte. Creo que hasta me excita tu cinismo.
b: A mí me excita tu facilidad para destruir cualquier cosa apelando al sentido común.
a: Mi abuelo decía que el sentido común es el menos común de todos los sentidos.
b: ¿Está orgulloso de vos?
a: No. Está muerto.
b: Lo siento.
a: Yo no. Murió antes de que yo naciera. Mucho antes.
b: Entonces, ¿cómo sabés que decía eso?
a: Mi mamá es su seguidora. Lastimosamente, no hace eco a sus prédicas.
b: Así veo. ¿Qué inventaste hoy para salir conmigo?
a: Estupideces: una reunión de trabajo, y una cena posterior.
b: Sabia elección. ¿No te sentís culpable?
a: No. Me siento más culpable por besarte, que por no contar que te beso.
b: ¿Porque estoy con alguien?
a: No. Porque sé que estás con alguien, y aún así lo hago.
b: Cualquiera diría que sos levemente...
a: Imbécil.
b: No... se me fue la palabra. Sabés que odio que me interrumpás intentando completar mis frases. Nunca das con lo que quiero decir.
a: Tenés razón. Nunca doy con lo que querés decir. Debo dejar de esforzarme.
b: No. No entendés que no tenés que esforzarte. Dejá de intentar impresionarme. Me gustás en silencio.
a: Porque en silencio no soy nada. Y vos querés un juguete.
b: No, porque en silencio no me das miedo.
a: Amén.

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